domingo, 3 de novembro de 2013

El Málaga sonríe ante un ingenuo Betis

No fue el fútbol demasiado justo con el Betis. O quizás sí. Con el Málaga entregado, casi rendido, el conjunto verdiblanco desperdició un contragolpe tras otro para ponerse en ventaja en el marcador. A su falta de eficacia, lo que es sinónimo de calidad, se unió el penalti que no vio Undiano de Sergio Sánchez a Vadillo. Dos factores de los que se aprovechó bien el Málaga para conseguir,
en el descuento, un triunfo de oro. Schuster fue valiente en sus cambios y sus jugadores siempre lo intentaron. Encontraron el premio al pillar al contragolpe a un Betis que no supo conservar el empate. Tendrá que explicar Mel el cambio de Vadillo, que salió del campo siendo el mejor futbolista de los suyos. La única respuesta posible es que el extremo le pidiera el cambio. Fue una fiesta La Rosaleda después de un segundo tiempo donde el Betis fue mejor, aunque su ingenuidad en las dos áreas lo mandó al precipicio. El Málaga tuvo la virtud de hacer tres goles, lo que fue una tarea imposible para el cuadro sevillano.

MÁLAGA, 3; BETIS, 2

Málaga: Caballero; Gámez, Sergio Sánchez, Weligton, Antunes; Tissone (Samu, m. 85); Portillo, Darder, Fabrice (Anderson, m. 64), Eliseu; y Santa Cruz (Juanmi, m. 75). No utilizados: Kameni; Angeleri, Camacho y Duda.
Betis: Andersen; Juanfran, Jordi, Perquis (Caro, m. 54), Nacho; Xavi Torres, Nono, Verdú; Vadillo (Cedrick, m. 80), Jorge Molina y Juan Carlos (Steinhofer, m. 65). No utilizados: Montoya; Matilla, Chuli y Braian.
Goles: 1-0. M. 13. Santa Cruz. 1-1. M. 33. Verdú. 2-1. M. 60. Eliseu. 2-2. M. 63. Jordi Figueras. 3-2. M. 94. Samu.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Juan Carlos, Nono y Tissone.
La Rosaleda. Unos 25.000 espectadores.
Ni el Málaga ni el Betis se encuentran en su mejor momento. El derbi regional mostró a dos equipos sumidos en un mar de dudas, como demuestran las rachas negativas con las que llegaron al encuentro. Es especialmente significativo el pavor que acompaña al Betis, al que se le está haciendo un suplicio alternar la competición europea y la doméstica. La puesta en escena del equipo de Mel fue, sencillamente, catastrófica. Un manojo de nervios, presa fácil de un Málaga que impuso una intensidad fuera del alcance de los verdiblancos. Tissone, él solito, se comió el centro del campo de un Betis irreconocible, incapaz de dar dos pases seguidos, muy metido atrás. Un grupo que ofrecía unos síntomas muy preocupantes. Si bien es cierto que el equipo de Mel acudió la cita plagado de bajas, también lo es que su escasa competitividad lo puede condenar a pasar una temporada de lo más convulsa. El Málaga, que tampoco está para muchos trotes, encontró el gol en su primer acercamiento al área del Betis. Más que acierto local, el tanto fue un despropósito en el que quedaron retratados el portero, Andersen, y los centrales Jordi y Perquis. Santa Cruz recibió un balón algo pasado de Eliseu. El paraguayo le dio dos veces en el área pequeña con la cabeza ante la inactividad de los zagueros del Betis.

El Málaga, que lo había tenido demasiado fácil, decidió darle más campo a su rival. Retrasó la línea de presión y, contra todo pronóstico, el Betis comenzó a crecer. Lo hizo de forma débil, aupado por un futbolista que quiere ser grande. Se trata de Vadillo, quien a sus 19 años tomó la responsabilidad de un equipo a la deriva. El canterano se marchó con facilidad de Eliseu. Sergio Sánchez le metió la pierna y la falta peligrosa estaba servida. Entonces emergió la calidad, esperada en verdiblanco durante todo este tiempo, de Verdú. Su toque a la escuadra fue imposible incluso para un portero de la talla de Caballero. Un golazo el del catalán, que tranquilizó algo a un Betis con mucho miedo durante la primera media hora de partido.

Mejoró mucho el conjunto verdiblanco en el segundo tiempo. Incluso a pesar del golpe que supuso ver cómo Perquis era trasladado inconsciente al hospital después de un tremendo choque con Fabrice. Vadillo, en plan estrella, desbordó una y otro vez a un Málaga que, siendo un flan, se encontró con un gol después de un enorme detalle de Portillo. El canterano desbordó a la defensa bética con un gran pase a Eliseu. Tuvo el Betis la virtud de empatar muy rápido en un gran remate de Jordi Figueras. A raíz de esa igualada, los de Mel dominaron a su antojo, aunque les faltó definición y que Undiano Mallenco pitara penalti de Sergio Sánchez a Vadillo. El lateral cortó la carrera del extremo, que se iba en busca de Caballero.

El Málaga, desbordado, mal colocado y sin chispa, fue presa de los contragolpes del Betis. En uno de ellos, Caballero salvó ante Vadillo. En el minuto 90, Steinhofer no acertó a dar el pase de la muerte a Molina. Tanto perdonar le costó muy caro al Betis, que cedió un balón incomprensible entre Juanfran y Steinhofer en el descuento para que el Málaga encontrara el 3-2 en una acción de oportunismo de Samu. Sonrió el Málaga, con tres goles como tres soles ante un Betis que debe pasar por el diván. Ni jugando bien ni jugando mal gana. Eso no es problema del Málaga, que fue a lo suyo.

Perquis, doble fractura de mandíbula

El central del Betis, Damien Perquis, fue evacuado en ambulancia de La Rosaleda después de recibir un golpe fortuito de Fabrice, delantero del Málaga. Transcurría el minuto 51 y Perquis cayó inconsciente al suelo al recibir un fuerte impacto de la cabeza del malaguista. Los servicios médicos de ambos equipos saltaron inmediatamente al terreno de juego para atender a Perquis. El central fue estabilizado y evacuado, inconsciente, en ambulancia. Perquis recuperó la conciencia en el Hospital Carlos Haya, donde fue sometido a una serie de pruebas en la cabeza para descartar que sufriera una lesión de gravedad. Según el jefe de los servicios médicos del Betis, Tomás Calero, Perquis sufre una doble fractura de mandíbula, de la que tendrá que ser operado. Estará, como mínimo, cuatro semanas de baja. El jugador fue trasladado a Sevilla para ser intervenido. Fabrice, acompañado de algunos compañeros, se pasó por el hospital para interesarse por el estado de Perquis. El presidente del Betis, Miguel Guillén, así como el entrenador, Pepe Mel, también se pasaron por el hospital malagueño. La afición de La Rosaleda despidió al jugador del Betis con un deportivo aplauso en un gesto muy noble.

http://deportes.elpais.com/deportes/2013/11/03/actualidad/1383480432_819454.html

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