sexta-feira, 18 de outubro de 2013

Con Sara existe un relevo argentino

Una frase manida en el mundo del fútbol dice que «el secreto del éxito está en el trabajo en equipo». Otras igualmente autorizadas abogan, desde la experiencia, por repartir la carga de responsabilidad entre dos parcelas: la portería y el ataque. Un buen delantero puede marcar la diferencia entre un equipo interesante y uno aspirante a ser campeón. «El gol es lo más caro en el fútbol», suele decirse a la hora de hablar de los grandes definidores. «Los delanteros ganan partidos y los defensores campeonatos» representa otra manera de ver el fútbol, elogiando el trabajo de los encargados de evitar los goles como manera de llegar al éxito del colectivo.
 
Anda el Betis enfrascado en ambos debates. Necesitado de un referente arriba por la ausencia de Rubén Castro y pendiente de encontrar a un portero capaz de ofrecer garantías. A día de hoy, con casi un cuarto de la temporada disputada, el argentino Sara le ha ganado la partida al danés Andersen. Pese a generar ciertas dudas por los errores cometidos ante el Celta y, sobre todo, en el partido jugado en Getafe, ha tomado ventaja en la carrera por la titularidad. Desde la distancia, un viejo conocido de la afición verdiblanca, Nery Alberto Pumpido, sigue «con atención» la trayectoria de su paisano. Al que fuera jugador del Betis a finales de la década de los ochenta no le parece que Sara se encuentre pagando la novatada de su estreno en Europa, pues «como en todos lados, el fútbol argentino cuenta con un importante nivel de exigencia, que en el caso de Sara, supo cumplir con creces». 
 
El hoy portero bético, según Pumpido, «ha sido uno de los artífices para hacer posible la continuidad del Atlético de Rafaela en la primera división, jugando en situaciones difíciles y demostrando un buen nivel». Uno de los rasgos más llamativos del guardameta es su capacidad para detener penaltis, como se pudo comprobar en el partido jugado en Bilbao ante el Athletic (2-1), cuando despejó la pena máxima lanzada por el exbético Beñat. «Tiene una virtud grande a la hora de atajar penales», cuenta Pumpido, que considera a Sara un «estudioso» de los rivales. «Para ser bueno en los penaltis hay que ver muchos partidos, además, como es lógico, de contar con cierta agilidad y suerte. La verdad es que se trata de un poco de todo».
 
Reflexiones de alguien que llegó a Heliópolis con el cartel de campeón del mundo logrado dos años antes en México. Vivió en el Betis las dos caras de la moneda, pues su primera temporada se saldó con el descenso a Segunda y en la 89-90 ayudó a lograr el  ascenso hasta que se tuvo que marchar  con Argentina al Mundial de Italia, a cuatro jornadas del final de la competición. La lesión en el partido ante Rusia le impidió cerrar con brillantez su etapa en Heliópolis, algo que no le impide «guardar un gran recuerdo de mi estancia en Sevilla». Afirma categórico que «el Betis es un club que se deja querer y extraño los años que pasé allí». Mantiene el contacto con el doctor Tomás Calero y recuerda con nostalgia nombres como los de Miguel Espina o Alberto Tenorio. «Acá en Argentina tengo bien presentes las fotos de mis dos hijos de pequeños en Sevilla» y no descarta una visita en la próxima primavera coincidiendo con algo que le marcó bastante: la Semana Santa. Mientras, sigue desde la distancia las andanzas de su antiguo equipo.  

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